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martes, 12 de junio de 2012

La Meditación y los sentidos

 

Tenemos cinco órganos sensoriales: ojos, nariz, orejas, lengua y piel. La meditación puede ocurrir cuando hay armonía entre los cinco sentidos.

Cuando te sientes para meditar, observa  todos tus órganos sensoriales. Observa tu respiración y el movimiento de tus ojos. Fíjate si tu respiración es pareja. Fíjate si el flujo del prana es desparejo o es suave y normal.

¿Están tus ojos quietos? Si tus ojos están moviéndose por todos lados, la mente no está en estado meditativo.

Cuando tus sentidos están calmados, el alma también se pacifica. Tu Ser, el espíritu dentro tuyo, se calma.

Te relajas completamente y al mismo tiempo posees un estado de consciencia aguda y tu inteligencia se fortalece. ¡Tus sentidos se vuelven tan claros! Puedes ver mejor, pensar mejor, oír mejor. Y como un cristal purísimo, tus sentidos llegan para reflejar todos los objetos como una sola Divinidad. Sri Sri Ravi Shankar

 

Moverse más allá de los sentidos es esencial para meditar

Los sentidos son el puente entre los objetos y el Ser.

La dicha es la naturaleza del Ser, pero los cinco órganos de los sentidos perciben la dicha de los objetos externos.

Los siguientes pensamientos agitan a los sentidos:

"El placer viene de los objetos"… "Los objetos te brindan mucho más placer"

Aunque los sentidos se agiten por sólo unos pocos minutos, ellos se cansan y luego no tienen capacidad para percibir o para experimentar la verdadera dicha.

La mente galopa hacia el mundo de los cinco sentidos. Puede que estés sentado tranquilamente, con los ojos cerrados o abiertos… ¿pero adónde va tu mente?

*  La mente va hacia el sentido de la vista; quieres ver algo o a alguien.

  La mente va hacia el sentido del olfato, el gusto, el sonido y el tacto.

*  Ella galopa hacia algo que escuchó o que leyó.

Distracciones de los sentidos:

Vista: los ojos te  traen todo tipo de tentaciones. La mente estaría mucho más pacífica sin los ojos. Los ojos son la mayor distracción cuando quieres aquietar tu Ser.

Oído: Pones la radio y cada cinco minutos, mueves el dial buscando otras emisoras.

Olfato: Te pruebas un perfume, luego otro y luego otro más.

Gusto o el sentido del Tacto: también pueden crear antojos.

Tener antojos en tu mente, por cualquiera de estas experiencias, pueden prevenirte de estar en el momento presente. Cuando la mente se retira de los sentidos, entonces estás listo para meditar.

 

Un prana estable es esencial para meditar

Cuando los sentidos se calman, entonces el prana –que había estado inestable dentro tuyo- también se mantiene estable. Cuando no te sientes bien, o cuando estás deprimido, desdichado o tienes miedo, observa tu prana: éste estará  muy inestable. ¿Cómo hacer para que el prana se estabilice?

 Estate consciente del estado de tu prana

 Obsérvalo

 Estate con el prana por un ratito.

 

Entonces, experimentarás que tu prana se estabiliza.

 

 Samadhi es cuando el prana está estable

Estar así centrado, te trae hacia un espacio donde quedas completamente hueco y vacío.

 

El desapego (vairagya) es esencial para meditar

El desapego tiene que ocurrir cada vez que quieras sentarte a meditar. Y para estar desapasionado, tus sentidos necesitan estar bajo tu control. Con las siguientes instrucciones, podrás controlar tus órganos sensoriales.

Por unos pocos minutos, debes decirte:

No importa cuán maravilloso sea lo que hay para ver, no estoy interesado en verlo.

No importa cuán rica sea la comida, no estoy interesado en probarla esta vez.

No importa cuán melódica sea esta música, ahora, no la voy a escuchar.

No importa cuán suave sea al tacto, no estoy interesado en tocarlo ni sentirlo.

Privar a los sentidos de los antojos –aunque sea por unos pocos minutos- te saca de los objetos y te lleva de regreso a la fuente. Esto es vairagya, o desapego.

La meditación es buena cuando se practica con desapasionamiento. La meditación te puede proveer del descanso que estás añorando.

 

La liberación de los deseos es esencial para meditar

Tu mente está cansada; está quemada por haber galopado de un deseo hacia otro deseo.

Sólo mira hacia atrás y fíjate en todos los deseos que has logrado. ¿Acaso te han brindado descanso? ¡No! Ellos han creado aún más deseos. Los deseos… ¿te han dado realización? ¡No!  Ellos sólo te han dado más esperanza para poder lograr más y tener más… y eso te puso en otro viaje…

De manera que estás en una calesita. ¡Y ni siquiera es una calesita! Los caballitos de la calesita no van a ningún lado, pero te dan la ilusión de que has viajado kilómetros y kilómetros. La vida ha sido un viaje igual: donde has estado galopando sobre tus deseos y al mismo tiempo, sin llegar a ningún lado.

Los deseos son obstrucciones para meditar. ¡Una mente que está obsesionada con deseos, no puede meditar!

 

 Tú estás más allá de los estímulos

El disfrute reiterado de los estímulos externos, causa inercia y embotamiento:

Los cocineros no disfrutan de su propia comida

La misma canción escuchada una y otra vez, pierde su encanto

La gente en la industria del sexo, no disfruta del sexo

 

Con un estado de conciencia alerta, los estímulos pierden su significado; tanto como que existan o no, no te producen ninguna diferencia, pues cuando brilla el sol, no ves diferencia alguna si la lámpara está encendida o no lo está.

Tomar conciencia de que todos los placeres son sólo estímulos –y de que tú eres mucho más que sólo estímulos- te trae liberación.

A través de vairagya (desapego) y estando alerta -sabiendo que eres mucho más que sólo estímulos- puedes lograr  la liberación de los deseos. También te ayuda a sobreponerte a las obstrucciones causadas por los deseos durante tu meditación.


 

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