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jueves, 20 de septiembre de 2012

La cosa más preciada del mundo




Brasil, Sudamérica, 30 de Agosto, 2012

Ahora les preguntaré algo muy serio: ¿Realmente reciben a alguien con afecto o lo tratan con formalidad? Mira, diariamente nos encontramos con gente, intercambiamos palabras amables y todo sucede en un nivel muy formal. ¿No es así?

Cuando alguien te trae un vaso de agua, decimos “muchísimas gracias”. Pero el “muchísimas” no  tiene significado alguno. Si estás en el desierto del Sahara, y realmente estás muy sediento y alguien te trae en vaso de agua y le dices “muchísimas gracias”, ahí es auténtico.
De manera que en la vida, nosotros nos comunicamos a un nivel muy superficial todo el tiempo, careciendo de profundidad. Y es entonces cuando la vida se siente seca y pierde su sentido. Debemos virar hacia otro nivel de autenticidad, de sinceridad y de conexión genuina de corazón a corazón. Esto es lo que yo llamo “espiritualidad”.

La espiritualidad es cuando te relaciones desde la autenticidad de tu propia existencia. ¡Cuando fuimos niños, todos ya estuvimos haciendo eso!

Te acuerdas cuando fuiste un bebé… ¡todo el planeta, todo el universo era tan vivo! La luna caminaba… los árboles hablaban y también los animales hablaban. ¡Había una natural conversación entre tú y el universo entero! ¿Te acuerdas de ello? ¿Han visto los dibujitos animados de los niños? Hasta los árboles les hablan. Es un mundo diferente.

Bien, ahora la pregunta es: ¿Podemos mantener esa inocencia y al mismo tiempo alcanzar la talla de la inteligencia? Yo digo: ¡Sí, se puede!

¡La inteligencia y la inocencia –juntas- son la cosa más preciosa del mundo!

Hay gente que es inteligente pero deshonesta y a la vez es muy fácil ser inocente e ignorante al mismo tiempo. Pero lo que realmente es preferible, es esa educación que puede traer inteligencia y - al mismo tiempo- mantener la inocencia.

De manera que ahora que estamos como en casa sintiéndonos absolutamente informales… ¿qué tópico quieren que toque esta noche?

 (la audiencia dice: amor, nacimiento, perdón, relaciones, decisiones, Dios, corrupción y paz, compasión, enojos, miedo, capitalismo, esperanza y paciencia.)


¿Quieren que les hable sobre la paciencia? ¡Lo haré el próximo año!! Y luego… Díganme, realmente es importante el tópico que toquemos esta noche? Ya saben, nosotros nos comunicamos más a través de nuestra presencia que a través de nuestras palabras. ¿No es así? ¿Realmente importa el tema que toquemos?

El mundo es sólo vibraciones. Si hablas con un físico, él te dirá que todo el universo no es nada más que una ola de funcionalidad. Cada uno de nosotros es únicamente ‘olas’. Si estás en contacto con tu centro, las olas son positivas. Si no estás en contacto con tu centro y te has dejado atrapar, entonces tus olas se vuelven negativas.

La paz, el amor, la compasión… todo esto no son más que olas verdaderas; son nuestras olas verdaderas que no tienen ninguna distorsión. Ellas son las vibraciones positivas que emanan de nuestro ser. Cuando te enojas, te alteras y te haces negativo… ¿qué hacer? Tienes que cambiar esto y volverlo positivo. Pero nadie nos ha enseñado cómo hacer esto, ni siquiera en casa o en el colegio. ¿No es cierto? Nuestra abuela seguramente nos ha dicho: “ve al rincón y cuenta hasta diez”. Sólo eso. Contar hasta diez o cien… no ayuda para nada en estos días.


 Si observas tu mente, tu mente está enojada por algo que ocurrió en el pasado o está ansiosa por el futuro. Ninguna de las dos cosas sirve. ¿No es así? ¿Cuál es el punto de estar enojado por el pasado… si ésta ya se ha ido? ¿Y cuál es el punto de estar ansioso por el futuro? No tiene sentido. Bien, eso que sí ayuda es estar en el momento presente y hacer meditación.
Mira, si la gente supiera meditar tan sólo por unos pocos minutos, diez minutos todos los días, entonces ellos podrán liberarse del estrés y podrán sentirse felices. Mi visión es una sociedad libre de violencia, un cuerpo libre de enfermedades, una mente libre de confusión, un intelecto libre de inhibiciones, una memoria libre de trauma y un alma libre de desdicha. Esta es mi visión. ¿Cuántos de ustedes quiere unirse a esta visión? (todo el mundo levanta sus manos). 

Nosotros deberíamos dejarle un mundo mejor a nuestros hijos y a las generaciones futuras. Deberíamos darles un mundo con mucho más amor, con más compasión y un mundo en el cual no exista la cultura de las armas. Nuestros niños no necesitan la cultura de las drogas, la cultura de la violencia. Ellos se merecen una sociedad mucho más humana y más compasiva. ¡Una sociedad más sana! ¿No lo creen así? Entonces, eso es en lo que necesitamos trabajar.

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