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domingo, 14 de febrero de 2010

Divino San Valentín

Publicado en Best of Sri Sri  www.bestofsrisri.blogspot.com
The Times of India, 12th February, 2010
H.H. Sri Sri Ravi Shankar 
Este día de San Valentín, hazlo Divino. Ve lo Divino en tu San Valentín y haz de la Divinidad tu San Valentín.  Ten el mismo amor por todos, con diferentes sabores.  Tú no puedes comportarte del mismo modo con todos, pero tú puedes amar a todos. El amor trasciende el comportamiento y la etiqueta.

Permaneciendo en el Ser, tú llegas a ser el San Valentín para el mundo entero.  El espíritu es el San Valentín de la materia y la materia es el San Valentín del espíritu.  Ellos están hechos el uno para el otro.  Si te aferras a la materia y no respetas al espíritu, la materia no se sentirá complacida.  Si tu honras al espíritu, entonces te ocuparás del  mundo y cuando tú te ocupas del  mundo éste se ocupará de ti.

Mantén tu corazón en un lugar seguro; es demasiado delicado. Los hechos y las pequeñas cosas producen impresiones fuertes en él.  Una piedra preciosa necesita un marco alrededor –oro o plata- para sostenerla; de la misma manera la sabiduría y el conocimiento son los marcos que sostendrán tu corazón en lo Divino.  Para mantener tu corazón y tu mente sanos, no podrás encontrar mejor lugar que la Divinidad. Entonces el tiempo y los hechos que pasen no serán capaces de tocarlo; no crearán una cicatriz. 

Con frecuencia, tú no sabes cómo responder, o te sientes obligado y atado, cuando alguien te muestra mucho amor.  La habilidad de recibir amor genuino viene con la habilidad de dar amor.  Cuanto más centrado estés y sepas por experiencia que el amor no es una emoción sino que es tu propia existencia, más cómodo te sentirás con cualquier  cantidad de amor sin importar la manera en que te sea expresado. 

Hay tres clases de amor. El amor que sale del encanto, el que sale de la comodidad y el amor divino.  El amor que sale del encanto no dura.  Este brota de la no familiaridad o de la atracción.  En este caso se pierde la atracción rápidamente y el aburrimiento se instala.  Este amor puede disminuir y traer consigo miedo, incertidumbre, inseguridad y tristeza.

El amor que sale de la comodidad y la familiaridad crece, pero carece de emoción, de entusiasmo, de felicidad y fuego.  Por ejemplo, tú estás más cómodo con un viejo amigo que te es familiar que con una persona nueva.  El amor divino supera los anteriores mencionados.  Es una novedad siempre presente.  Cuanto más cerca vayas, más encanto y profundidad obtendrás.  No hay nunca aburrimiento y mantiene a todos en la punta de la silla.

El amor mundano puede ser como el océano, pero aún el océano tiene un piso.  El amor Divino es como el cielo sin límites.  Desde el fondo del océano elévate al vasto cielo. El amor divino trasciende todas esas relaciones e incluye a todas las relaciones.  Deja ser al amor.  No le des un nombre.  Cuando le das un nombre, se transforma en una relación y las relaciones restringen al amor.

Con frecuencia uno experimenta el amor a primera vista. Luego a medida que el tiempo pasa, decrece, decae, se convierte en odio y desaparece.  El amor divino nunca decae.  Aunque su índice de mortalidad es alto, el amor muere muy joven. Después de unos cuantos días, semanas, meses o años, muere. En la sociedad, tú dices que el amor nunca es un árbol, sino que es un cultivo de estación.

Cuando el mismo amor se vuelve un árbol con el abono del conocimiento, llega a convertirse en un amor antiguo que va de una vida a otra vida.  Esa es nuestra propia consciencia.  Tú no estás limitado a este cuerpo presente, a este nombre presente, a esta forma presente ni a las relaciones actuales alrededor tuyo.  Tú no puedes conocer tu pasado, tu antigüedad.  Sólo sabe que eres antiguo, esto es suficiente.
 
El dolor va con el amor. Porque tú amas a alguien, aún una pequeña acción puede herirte.  Y en la herida, tú te sientes debil, muy en lo profundo.  El amor también crea la misma sensación.  La separación crea el mismo síntoma.  Si tú no amas a alguien, tú nunca te sentirás herido por ellos.  Comprende y acepta.  Luego esa herida no se convertirá en un sentimiento doloroso.  Mas bien, esa herida te llevará profundo al desapego y la meditación.

Cuando el amor brilla, llega a ser felicidad, cuando fluye, es compasión; cuando sopla, es ansiedad, cuando fermenta, es celos.  Deja al amor ser.  No le des un nombre!

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