Olvídate de las experiencias. No te preocupes por ellas, es posible que las hayas tenido, ¿y qué? Se han ido y lo que ha pasado no es real ahora. Lo que es real nunca te dejará y nunca te ha dejado, está ahí, incluso ahora.
No debemos anhelar experiencias. Las experiencias son tan fugaces. Vienen y se van. Agradables o desagradables, buenas o malas, todas las experiencias son fugaces, y lo relativo es fugaz, viene y va. ¡Tú no eres eso! Céntrate en la persona que tiene la experiencia. ¿Quién está experimentando ahora? y ¿quién lo experimentó aquella vez? ¿Quién es ese que quiere experimentar ahora? ¡Esa persona está ahí, incluso ahora, ahora mismo, y eso es real!
La persona que anhela la experiencia es más importante que la experiencia. Las experiencias diarias no valen nada. Se van en un día. Lo que no es verdad, viene por un día y se va. Lo que es verdad, está dentro de ti y permanece para siempre, y eso es el experimentador. ¿Lo ves?
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lunes, 13 de agosto de 2012
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